Algunos teóricos creen que Tartaria, una civilización perdida envuelta en misterio, poseía tecnologías mucho más avanzadas que las de su tiempo. Entre las afirmaciones más sorprendentes están las que hablan de sus avanzados barcos, que según muchos eran capaces de realizar hazañas extraordinarias, impulsados por tecnologías desconocidas para la ciencia moderna.
Estos barcos, según describen los defensores de las teorías de Tartaria, no eran embarcaciones marítimas comunes. Se dice que eran capaces de viajar por el océano e incluso de volar, y que funcionaban más como aviones modernos que como barcos tradicionales. Algunos creen que estas naves utilizaban tecnología antigravedad, lo que les permitía flotar y moverse a velocidades increíbles tanto en tierra como en agua. Esta teoría se basa en textos antiguos, manuscritos olvidados y evidencia arquitectónica que sugieren una comprensión muy avanzada de la energía y la propulsión.
Uno de los argumentos más convincentes de los creyentes es el diseño y la estructura de los barcos de Tartaria, que a menudo aparecen representados en varios registros históricos.
Según estas fuentes, las naves estaban hechas de materiales que parecían desafiar las capacidades de la época, fabricadas con metales fuertes y ligeros que permitían una durabilidad y velocidad excepcionales. Se dice que sus sistemas de propulsión utilizaban formas de energía que la ciencia moderna recién ahora está empezando a comprender, como la energía libre o el magnetismo.
Algunos teóricos sugieren que estas naves fueron construidas con ayuda extraterrestre. Según esta visión, seres de otros mundos compartieron su conocimiento con el pueblo tartariano, lo que les permitió construir máquinas y naves que superaron con creces todo lo visto en otras civilizaciones contemporáneas.
Esta teoría se ve reforzada por la idea de que Tartaria era parte de una civilización global más grande con acceso a conocimientos avanzados de física, ingeniería y sistemas de energía.
Muchos señalan maravillas arquitectónicas en las regiones que alguna vez se asociaron con Tartaria: grandes estructuras con ingeniería precisa, algunas incluso con diseños que insinúan aerodinámica. Estos edificios, a menudo denominados “fortalezas estelares”, han llevado a los teóricos a especular que sirvieron como bases o estaciones de atraque para las naves voladoras de Tartaria.
Aunque los historiadores y arqueólogos convencionales no reconocen la existencia de Tartaria como una civilización avanzada, estas teorías persisten. La fascinación por la idea de los barcos tártaros representa un mayor interés por las tecnologías perdidas y la posibilidad de que los pueblos antiguos poseyeran conocimientos que han sido borrados de la historia moderna.
¿Podría Tartaria haber construido realmente barcos capaces de tales maravillas? Si bien la evidencia sigue siendo esquiva, el atractivo de esta misteriosa civilización y sus supuestas hazañas tecnológicas continúa cautivando a quienes creen que el pasado puede contener muchos más secretos de los que nos damos cuenta.